Evangelio del día 17 diciembre 2025 (Y Jacob engendró a José, el esposo de María)

17 diciembre - 3ª Semana de Adviento

EVANGELIO (Mateo 1, 1-17)

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

«…y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo».

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

Hoy, 17 de diciembre, iniciamos la segunda parte de este tiempo de preparación para la Navidad. Esos días previos a la Navidad en que se leen los acontecimientos que preparan ya inmediatamente el nacimiento del Señor. Se acerca el protagonista principal, Jesús, y la liturgia va introduciendo a la otra gran figura del Adviento: María, junto a su esposo José. Los textos de estos días se irán tomando del evangelio de la infancia de Jesús. Hoy Mateo nos ofrece esta singular genealogía, que se remonta hasta Abrahán.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

A propósito de este texto del evangelio de Mateo, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:

En primer lugar, hay que detenerse un momento en el sentido de la genealogía. En la cultura hebrea, la genealogía es muy importante. Tiene un sentido profundamente identitario (“éstas son mis raíces”) y también vocacional (“soy miembro del pueblo escogido de Dios y heredero de sus promesas”). Es una respuesta clave para las preguntas más básicas humanas de “¿De dónde vengo, quién soy o adónde voy?”. El evangelio de Juan, por su parte, comienza mostrando el origen divino de Jesús (“En el principio existía el Verbo”); el evangelio de Lucas, por otro lado, presenta una genealogía más universal, que va desde José, el padre de Jesús, hasta Adán, para presentar al Señor como el nuevo Adán, Jesús como el hombre nuevo; Mateo, cuya genealogía nos presenta el evangelio de hoy, ofrece artificialmente tres series de catorce generaciones cada una para presentar a Jesús como israelita, como hijo de Abraham, y también como hijo de David, es decir, del linaje real. Mateo intentaría demostrar así que Jesús tiene el derecho legítimo al trono de David y también a las promesas hechas al patriarca Abraham. En definitiva, Mateo te estaría diciendo: “Jesús es el enviado, el Mesías de Dios anunciado por los profetas y que viene a cumplir las promesas de Dios, que viene a cumplir tus promesas”.

¿Sientes de verdad que Dios cumple en Jesús para ti sus promesas de paz, libertad, felicidad y vida abundante?

En segundo lugar, en ese árbol familiar de Jesús que nos presenta Mateo aparecen antepasados muy ilustres, pero otros no tanto. Además, aunque la genealogía sigue, según la costumbre judía, la línea masculina, aparecen también mujeres. Mateo presenta así la solidaridad de Jesús con todo el género humano, hombres y mujeres, santos y pecadores, la humanidad entera en su condición real. Con esto el evangelio nos dice: todos los caminos, incluidos los desconcertantes, están orientados por la providencia de Dios, que actúa de una manera maravillosa. Tu ser, tus caminos, también están orientados hacia Dios. De una manera misteriosa, Dios va haciendo que todo en tu vida contribuya a tu bien, que todo vaya cobrando sentido en ti.

¿Vives esta providencia de Dios? ¿Sientes cómo Dios va dando sentido a todo lo que vives?

En tercer lugar, lo más importante de esta genealogía es la maravillosa locura de Dios, que ha decidido entrar en la historia, en la humanidad, encarnarse para liberarte, para acercarse a ti, para restaurarte, para decirte: “¡Eres hijo mío! ¡Tu vida tiene sentido! ¡Te amo con locura! ¡Tienes una vocación preciosa! ¡Vas a vivir para siempre!”.

Hoy podríamos decir con ese estilo de la primera carta de Juan: “¡Qué amor me ha tenido el Padre para hacerme hijo de Dios, para entrar en mi historia, con tal de ganar algo de mi amor!”.

CONCLUSIÓN

Pues que este evangelio te haga maravillarte ante esta locura amorosa de Dios, que le ha llevado a encarnarse. Y que te haga sentir confiado, porque todo tu pasado, tu historia, también tu presente, lo está Dios orientando a tu salvación. Tu existencia tiene sentido. Y un día Dios, toda tu vida, todas tus circunstancias, las llevará a plenitud.

ORACIÓN

Dios, Padre bueno, me dejas sin palabras. Tu amor supera cualquier cosa que yo pudiera haber esperado. ¿Cómo podría haber imaginado un Dios tan loco de amor como para hacerse uno de nosotros? Pues que tu amor desmedido transforme mi vida, me llene de tu  luz y me acerque más y más a ti.

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