San Marcos

A continuación puedes encontrar el ‘Evangelio y Reflexión’ correspondientes al Evangelio de Marcos. Haz clic sobre la cita (en color rojo) para ir al contenido.

CAPÍTULO 1

  • Marcos 1, 1-8
    «Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en el profeta Isaías: ‘Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos’. Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo’»

  • Marcos 1, 7-11
    (Fiesta del Bautismo del Señor)
    «Llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: ‘Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco’»

  • Marcos 1, 12-15
    «El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después decía: ‘Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio’»

  • Marcos 1, 14-20
    «Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: ‘Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio’. Vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: ‘Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres’»

  • Marcos 1, 21b-28
    «Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!».

  • Marcos 1, 29-39
    «La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Le dijeron: ‘Todo el mundo te busca’». 

  • Marcos 1, 40-45
    «Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: ‘Si quieres, puedes limpiarme’. Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: ‘Quiero: queda limpio’».

CAPÍTULO 2

  • Marcos 2, 13-17
    «Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: ‘Sígueme’. Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos». 

  • Marcos 2, 18-22
    «Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: ‘Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?’. Jesús les contesta: ‘¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?’»

  • Marcos 2, 23-28
    «Atravesaba Jesús un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: ‘Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?’»

CAPÍTULO 3

  • Marcos 3, 7-12
    «Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar. Acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío»

  • Marcos 3, 13-19
    «Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él. E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios»

  • Marcos 3, 20-21
    «Llegó Jesús a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí»

  • Marcos 3, 22-30
    «Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: ‘Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios’. Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: ‘¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir’»

  • Marcos 3, 31-35
    «La gente que tenía sentada alrededor le dice: ‘Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan’. Mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: ‘Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre’»

  • Marcos 3, 20-35
    «Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». El los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir»»

CAPÍTULO 4

  • Marcos 4, 1-20
    «Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida…»

  • Marcos 4, 21-25
    «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto. La medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces»

  • Marcos 4, 26-34
    «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra»

  • Marcos 4, 35-41
    «Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: ‘Maestro, ¿no te importa que perezcamos?’»

CAPÍTULO 5

  • Marcos 5, 1-20
    «Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo»

  • Marcos 5, 21-43
    «Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: ‘Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva’. Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años…»

CAPÍTULO 6

  • Marcos 6, 1-6
    «Se dirigió Jesús a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ‘¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?’ . Les decía: ‘No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa’. No pudo hacer allí ningún milagro»

  • Marcos 6, 7-13
    «Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja»

  • Marcos 6, 14-29
    «Como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Herodes, al oírlo, decía: ‘Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado’. Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado»

  • Marcos 6, 17-29
    (29 de agosto – Martirio de San Juan Bautista)
    «La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. Se acercó al rey y le pidió: ‘Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista0. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre
    »

  • Marcos 6, 30-34
    «Él les dijo: ‘Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco’. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto»

  • Marcos 6, 34-44
    «Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor. Tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando»

  • Marcos 6, 45-52
    «La barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar»

  • Marcos 6, 53-56
    «Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas»

CAPÍTULO 7

  • Marcos 7, 1-13
    «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos’. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres»

  • Marcos 7, 14-23
    «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre»

  • Marcos 7, 1-8.14-15.21-23
    «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos’. Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre»

  • Marcos 7, 24-30
    «Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. Él le dijo: ‘Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos’»

  • Marcos 7, 31-37
    «Le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, ‘ábrete’)»

CAPÍTULO 8

  • Marcos 8, 1-10
    «Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran»

  • Marcos 8, 11-13
    «Se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: ‘¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación’»

  • Marcos 8, 14-21
    «A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y él les ordenaba diciendo: ‘Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes’»

  • Marcos 8, 22-26
    «Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: ‘¿Ves algo?’. Levantando los ojos dijo: ‘Veo hombres, me parecen árboles, pero andan’»

  • Marcos 8, 27-33
    «Por el camino preguntó a sus discípulos: ‘¿Quién dice la gente que soy yo?’. Ellos le contestaron: ‘Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas’. Él les preguntó: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy?’. Tomando la palabra Pedro le dijo: ‘Tú eres el Mesías’»

  • Marcos 8, 27-35
    «Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías»»

  • Marcos 8, 34 – 9,1
    «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?»

CAPÍTULO 9

  • Marcos 8, 34 – 9,1
    «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?»

  • Marcos 9, 2-10
    «Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo»

  • Marcos 9, 2-13
    «Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús»

  • Marcos 9, 14-29
    «Uno de la gente le contestó: ‘Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces’»

  • Marcos 9, 30-37
    «Se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado»»

  • Marcos 9, 38-40
    «En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: ‘Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros’. Jesús respondió: ‘No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro’»

  • Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
    «El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga»

  • Marcos 9, 41-50
    «El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis?»

CAPÍTULO 10

  • Marcos 10, 1-12
    «Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»

  • Marcos 10, 2-16
    «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»

  • Marcos 10, 13-16
    «Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: ‘Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios’»

  • Marcos 10, 17-27
    «Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme»»

  • Marcos 10, 17-30
    «Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme»»

  • Marcos 10, 28-31
    «Pedro se puso a decir a Jesús: ‘Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’. Jesús dijo: ‘En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más y en la edad futura, vida eterna’»

  • Marcos 10, 32-45
    «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos»

  • Marcos 10, 35-45
    «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos»

  • Marcos 10, 46-52
    «Un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: ‘Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí’»

CAPÍTULO 11

  • Marcos 11, 1-10
    (Domingo de Ramos)
    «Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: ‘¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!’»

  • Marcos 11, 11-25
    «Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas»

  • Marcos 11, 27-33
    «Se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?’. Jesús les replicó: ‘Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto’»

CAPÍTULO 12

  • Marcos 12, 1-12
    Parábola de los viñadores homicidas: ‘Un hombre plantó una viña…’»

  • Marcos 12, 13-17
    «’¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?’. Adivinando su hipocresía, les replicó: ‘¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea’. Se lo trajeron. Y él les preguntó: ‘¿De quién es esta imagen y esta inscripción?’. Le contestaron: ‘Del César’. Jesús les replicó: ‘Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’»

  • Marcos 12, 18-27
    «Cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: ‘Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob’? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados»

  • Marcos 12, 28b-34
    «Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ‘¿Qué mandamiento es el primero de todos?’. Respondió Jesús: ‘El primero es: ‘Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser’. El segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay mandamiento mayor que estos’»

  • Marcos 12, 35-37
    «Jesús preguntó: ‘¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?’. Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto»

  • Marcos 12, 38-44
    «’¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje… Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas… En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie’»

CAPÍTULO 13

  • Marcos 13, 24-32
    «Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera…»

  • Marcos 13, 33-37
    «Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. ¡Velad!»

CAPÍTULO 14

  • Marcos 14, 12a. 22-25
    (Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote – Ciclo B)
    «
    Jesús tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Tomad, esto es mi cuerpo’. Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: ‘Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios’».

  • Marcos 14, 12-16. 22-26
    (Corpus Christi – Ciclo B)
    «
    Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Tomad, esto es mi cuerpo’. Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: ‘Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos’».

CAPÍTULO 16

  • Marcos 16, 9-15
    Jesús Resucitado dice a sus discípulos: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»

  • Marcos 16, 15-18
    (25 de enero – Conversión de San Pablo)
    «Se apareció Jesús a los Once y les dijo: ‘Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación’»
  • Marcos 16, 15-20
    (Ascensión del Señor – Ciclo B)
    «Se apareció Jesús a los Once y les dijo: ‘Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado’»
  • Marcos 16, 15-20
    (25 de abril – San Marcos, evangelista)
    «Se apareció Jesús a los Once y les dijo: ‘Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado’»
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