San Lucas
A continuación puedes encontrar el ‘Evangelio y Reflexión’ correspondientes al Evangelio de Lucas. Haz clic sobre la cita (en color rojo) para ir al contenido.
CAPÍTULO 1
- Lucas 1, 5-25
«Se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: ‘No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan’»
- Lucas 1, 26-38
(25 de marzo – Anunciación del Señor)
«El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’».
- Lucas 1, 26-38
(8 de diciembre – Inmaculada Concepción)
«El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’».
- Lucas 1, 26-38
(20 de diciembre)
«El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’»
- Lucas 1, 39-45
«María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre»
- Lucas 1, 46-56
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí»
- Lucas 1, 39-56
(31 de mayo – Visitación de la Virgen María)
«María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre».
- Lucas 1, 39-56
(15 de agosto – Asunción de la Virgen María)
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación».
- Lucas 1, 57-66
«A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella»
- Lucas 1, 57-66.80
(24 de junio – Natividad de San Juan Bautista)
«A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella»
- Lucas 1, 67-79
«Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo: ‘Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo…’»
CAPÍTULO 2
- Lucas 2, 16-21
(1 de enero – Santa María, Madre de Dios)
«Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño»
- Lucas 2, 22-40
(2 de febrero – Presentación del Señor)
«Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’».
- Lucas 2, 22-40
(Domingo de la Octava de Navidad – Fiesta de la Sagrada Familia)
«Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’».
- Lucas 2, 22-35
«Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor»
- Lucas 2, 36-40
«Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo»
- Lucas 2, 41-51
(Inmaculado Corazón de María)
«Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres… Su madre conservaba todo esto en su corazón».
CAPÍTULO 3
- Lucas 3, 1-6
«Vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. ‘Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios’»
- Lucas 3, 10-18
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego»
- Lucas 3, 15-16.21-22
(Bautismo del Señor – Ciclo C)
«También Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco»»
CAPÍTULO 4
- Lucas 4, 1-13
«Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan’. Jesús le contestó: ‘Está escrito: No solo de pan vive el hombre’»
- Lucas 4, 14-22a
«En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu. Entró en la sinagoga. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor»»
- Lucas 4, 16-30
«Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor’. Y él comenzó a decirles: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír’»
- Lucas 4, 21-30
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio»
- Lucas 4, 24-30
«Ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio»
- Lucas 4, 31-37
«Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: ‘¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios’. Pero Jesús le increpó diciendo: ‘¡Cállate y sal de él!’»
- Lucas 4, 38-44
«La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando»
CAPÍTULO 5
- Lucas 5, 1-11
«Dijo Jesús a Simón: ‘Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca’. Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: ‘Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador’»
- Lucas 5, 12-16
«Se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó diciendo: ‘Señor, si quieres, puedes limpiarme’. Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo: ‘Quiero, queda limpio’»
- Lucas 5, 17-26
«Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús»
- Lucas 5, 27-32
«Vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió»
- Lucas 5, 33-39
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos»
CAPÍTULO 6
- Lucas 6, 1-5
«Un sábado, iba él caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. Unos fariseos dijeron: ‘¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?’»
- Lucas 6, 6-11
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?». Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo: ‘Extiende tu mano’»
- Lucas 6, 12-19
«Llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles»
- Lucas 6, 12-19
(San Simón y San Judas, apóstoles)
«Llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles»
- Lucas 6, 17.20-26
«Después de bajar Jesús del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: ‘Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados’»
- Lucas 6, 20-26
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo»
- Lucas 6, 27-38
«Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. A quien te pide, dale. Y como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Haced el bien y prestad sin esperar nada. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará»
- Lucas 6, 36-38
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará»
- Lucas 6, 39-42
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?»
- Lucas 6, 39-45
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca»
- Lucas 6, 43-49
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida»
CAPÍTULO 7
- Lucas 7, 1-10
Jesús sana al cirado del centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo»
- Lucas 7, 11-17
Jesús revive al hijo de la viuda de Naín: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»
- Lucas 7, 19-23
«Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?’. Respondiendo, les dijo: ‘Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados’»
- Lucas 7, 24-30
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta»
- Lucas 7, 31-35
«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: ‘Hemos tocado la flauta y no habéis bailado’. Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: ‘Tiene un demonio’; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores’»
- Lucas 7, 36-50
«Una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas… ‘Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco’»
CAPÍTULO 8
- Lucas 8, 1-3
«Iba Jesús caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres»
- Lucas 8, 4-15
«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno»
- Lucas 8, 16-18
«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero»
- Lucas 8, 19-21
«Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»
CAPÍTULO 9
- Lucas 9, 1-6
«Habiendo convocado Jesús a los Doce, los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: ‘No llevéis nada para el camino…’»
- Lucas 9, 7-9
«Unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías»
- Lucas 9, 11b-17
(Corpus Christi – Ciclo C)
«Tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron».
- Lucas 9, 18-22
«Jesús les preguntó: ‘¿Quién dice la gente que soy yo?’. Pedro respondió: ‘El Mesías de Dios’»
- Lucas 9, 22-25
(Jueves después de Ceniza)
«Dijo Jesús a sus discípulos: ‘El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día’. Entonces decía a todos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga’»
- Lucas 9, 28b-36
«Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo»
- Lucas 9, 43-45
«Dijo Jesús a sus discípulos: ‘Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres’»
- Lucas 9, 46-50
«Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante. Entonces Jesús tomó de la mano a un niño y les dijo: ‘El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí’»
- Lucas 9, 51-62
«Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?’. Él se volvió y los regañó. Mientras iban de camino, le dijo uno: ‘Te seguiré adondequiera que vayas’. Jesús le respondió: ‘Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’».
- Lucas 9, 51-56
«Santiago y Juan, discípulos de Jesús, le dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?’»
- Lucas 9, 57-62
«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios»
CAPÍTULO 10
- Lucas 10, 1-9
(14 de febrero – Santos Cirilo y Metodio)
«Designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: ‘La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino!’»
- Lucas 10, 1-9
(18 de octubre – San Lucas Evangelista)
«Designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: ‘La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino!’».
- Lucas 10, 1-12
«Designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: ‘La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino!’»
- Lucas 10, 13-16
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido»
- Lucas 10, 17-24
«Los setenta y dos volvieron con alegría. Él les dijo: ‘Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo’. Se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «’Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños’. Y les dijo aparte: ‘¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!’»
- Lucas 10, 21-24
«Se llenó Jesús de alegría en el Espíritu Santo y dijo: ‘Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños’. Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: ‘¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!’»
- Lucas 10, 21-24
(3 de diciembre – San Francisco Javier)
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños»
- Lucas 10, 25-37
Parábola del Buen Samaritano: «Se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: ‘Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?’… Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: ‘¿Y quién es mi prójimo?’»
- Lucas 10, 38-42
«Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios»
- Lucas 10, 38-42
(29 de julio – Santa Marta de Betania)
«Le dijo el Señor: ‘Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada’»
CAPÍTULO 11
- Lucas 11, 1-13
«Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación’. Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá»
- Lucas 11, 1-4
«Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos’. Él les dijo: ‘Cuando oréis, decid: Padre…».
- Lucas 11, 5-13
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’… pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá».
- Lucas 11, 14-23
«Habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: ‘Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios’. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo».
- Lucas 11, 15-26
«Habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: ‘Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios’. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo».
- Lucas 11, 27-28
«Una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: ‘Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron’. Pero él dijo: ‘Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen’».
- Lucas 11, 27-28
(12 de octubre – Ntra. Sra. del Pilar)
«Una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: ‘Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron’. Pero él dijo: ‘Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen’».
- Lucas 11, 29-32
«La gente estaba apiñándose alrededor de Jesús y él se puso a decirles: ‘Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás’»
- Lucas 11, 37-41
«Un fariseo le rogó que fuese a comer con él. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: ‘Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo’»
- Lucas 11, 42-46
«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios!»
- Lucas 11, 47-54
«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos»
CAPÍTULO 12
- Lucas 12, 1-7
«Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados»
- Lucas 12, 8-12
«Os digo que todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios»
- Lucas 12, 13-21
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: ‘¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha’»
- Lucas 12, 35-38
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela»
- Lucas 12, 39-48
«Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Si aquel criado dijere para sus adentros: ‘Mi señor tarda en llegar’, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor»
- Lucas 12, 49-53
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división»
- Lucas 12, 54-59
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: ‘Va a caer un aguacero’, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: ‘Va a hacer bochorno’, y sucede. Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?»
CAPÍTULO 13
- Lucas 13, 1-9
«’Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera»
- Lucas 13, 10-17
«Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: ‘Mujer, quedas libre de tu enfermedad’»
- Lucas 13, 18-21
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza… Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina»
- Lucas 13, 22-30
«Uno le preguntó: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’. Él les dijo: ‘Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán’»
- Lucas 13, 31-35
«¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas»
CAPÍTULO 14
- Lucas 14, 1-6
«Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: ‘¿Es lícito curar los sábados, o no?’. Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó»
- Lucas 14, 1. 7-11
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido»
- Lucas 14, 1. 7-14
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado»
- Lucas 14, 12-14
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos»
- Lucas 14, 15-24
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: ‘Venid, que ya está preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse… Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: ‘Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’»
- Lucas 14, 25-33
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. ¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos…? ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?»
- Lucas 14, 25-31
(31 de julio – San Ignacio de Loyola)
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío»
CAPÍTULO 15
- Lucas 15, 1-10
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra?»
- Lucas 15, 1-32
Parábola del hijo pródigo: «su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos»
- Lucas 15, 1-3.11-32
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la fortuna’. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente»
- Lucas 15, 3-7
(Sagrado Corazón de Jesús – Ciclo C)
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: ‘¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido’»
CAPÍTULO 16
- Lucas 16, 1-13
Parábola del administrador astuto: «Ningún siervo puede servir a dos señores… No podéis servir a Dios y al dinero»
- Lucas 16, 1-8
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando’»
- Lucas 16, 9-15
«El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Ningún siervo puede servir a dos señores. No podéis servir a Dios y al dinero»
- Lucas 16, 19-31
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas»
CAPÍTULO 17
- Lucas 17, 1-6
«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar»
- Lucas 17, 5-10
«Los apóstoles le dijeron al Señor: ‘Auméntanos la fe’. El Señor dijo: ‘Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería»
- Lucas 17, 7-10
«¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer’»
- Lucas 17, 11-19
«Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: ‘Jesús, maestro, ten compasión de nosotros’»
- Lucas 17, 20-25
«Preguntaron los fariseos a Jesús: ‘¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?’. Él les contestó: ‘El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: Está aquí o Está allí, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros’»
- Lucas 17, 26-37
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos»
CAPÍTULO 18
- Lucas 18, 1-8
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ‘Hazme justicia frente a mi adversario’. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia’»
- Lucas 18, 9-14
«Dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano»
- Lucas 18, 35-43
«Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: ‘Pasa Jesús el Nazareno’. Entonces empezó a gritar: ‘¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!’»
CAPÍTULO 19
- Lucas 19, 1-10
«Entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura»
- Lucas 19, 11-28
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: ‘Negociad mientras vuelvo’»
- Lucas 19, 28-40
«La multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: ‘¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas’»
- Lucas 19, 41-44
«Al acercarse Jesús y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: ‘¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos’»
- Lucas 19, 45-48
«Entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: ‘Escrito está: Mi casa será casa de oración’; pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos»
CAPÍTULO 20
- Lucas 20, 27-38
«Se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano’»
- Lucas 20, 27-40
«Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: ‘Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob’. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
CAPÍTULO 21
- Lucas 21, 1-4
«Vio Jesús a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: ‘En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos’»
- Lucas 21, 5-19
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. Que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: ‘Yo soy’, o bien: ‘Está llegando el tiempo’; no vayáis tras ellos»
- Lucas 21, 5-11
«Como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: ‘Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida’»
- Lucas 21, 12-19
«Dijo Jesús a sus discípulos: ‘Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre’»
- Lucas 21, 12-19
«Dijo Jesús a sus discípulos: ‘Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre’»
- Lucas 21, 20-28
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas. Verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación»
- Lucas 21, 25-28. 34-36
(Domingo I Adviento – Ciclo C)
«Verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre»
- Lucas 21, 29-33
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios»
- Lucas 21, 34-36
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones y se os eche encima de repente aquel día. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis manteneros en pie ante el Hijo del hombre»
CAPÍTULO 22
- Lucas 22, 14-20
(Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, fiesta)
«Tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía’. Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz diciendo: ‘Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros’.
CAPÍTULO 23
- Lucas 23, 35-43
(Jesucristo, Rey del Universo)
«Los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: ‘A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido’. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: ‘Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo’»
CAPÍTULO 24
- Lucas 24, 13-35
Los discípulos de Emaús
- Lucas 24, 35-48
Jesús se aparece a sus discípulos: «Paz a vosotros»
- Lucas 24, 46-53
«Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios»