Ven a buscarme, Señor
Cuando al fin de la jornada
me concedas el descanso,
cuando sienta ya mi nada,
para entrar en tu remanso,
¡ven a buscarme, Señor!
Cuando a tus playas eternas
de mi vida la barquilla
llegue a tocar las arenas,
de sus aguas a la orilla,
¡sal a buscarme, Señor!
Cuando el gozo de la muerte
me descubra tu semblante,
cuando con gozo anhelante
reciba tu abrazo fuerte,
¡no me sueltes ya, Señor!