Un simple sí
Señor, me doy cuenta de que
todo lo que me pides es un simple “sí”,
un simple acto de confianza
para que, de ese modo,
la elección que Tú haces por mí
dé frutos en mi vida.
No quiero estar tan ocupado
con mi forma de vivir,
mis planes y proyectos,
mis parientes, amigos y conocidos,
que no me dé cuenta siquiera
de que Tú estás conmigo,
más cerca que ningún otro.
No quiero ser ciego
a los gestos de amor
que vienen de tus manos,
ni sordo a las palabras amorosas
que vienen de tu boca.
Quiero verte cuando caminas conmigo
y escucharte cuando me hablas.