
Evangelio del día 1 agosto 2025 (Solo en su tierra desprecian a un profeta)
Viernes de la 17ª Semana del Tiempo Ordinario
EVANGELIO (Mateo 13, 54-58)
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas?
«Lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene».
Entonces, ¿de dónde saca todo eso?». Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús en la sinagoga de Nazaret. Son ahora sus paisanos los que escuchan sus palabras. Lo sorprendente es que, aunque se asombran de su sabiduría y de sus milagros, son incapaces de elevar su mirada y reconocer que este Jesús, el hijo de María, es el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús mismo se admirará de su falta de fe.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Mateo, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, puedes ver que la gente se asombra ante la sabiduría que presenta Jesús, ante los milagros que salen de sus manos. Es evidente que Dios está obrando en él. A propósito de este asombro y de esta fascinación que suscita Jesús, puedes preguntarte hoy tú:
¿Sigues sintiendo admiración y fascinación por Jesús, por su persona, por sus palabras, por los milagros que hace hoy también, particularmente en tu vida? ¿O vives la fe con tibieza y el nombre de Jesús te suena ya a algo manido, a más de lo mismo?
En segundo lugar, puedes ver que los paisanos de Jesús, los nazarenos, se quedan admirados con él, pero finalmente no lo reconocen como profeta, menos aún como el Mesías de Dios. Se quedan en lo que ya saben, que es ese Jesús carpintero, hijo de María, que han visto crecer en su tierra. Tal es así que Jesús exclama: “No desprecian a un profeta más que en su tierra”. Quizá también a ti te ocurra lo mismo y te sea especialmente difícil ser profeta en tu tierra, en tu casa, en tu trabajo, entre tus amigos. Sin embargo, no cejes en tu empeño. Estás llamado a ser testigo de Jesús ahí donde te encuentras.
¿Crees que tienes algo de profeta? ¿Tus palabras y tus obras hacen que los que te rodean eleven su mirada a Dios?
En tercer lugar, quiero que te centres en una cuestión muy importante. Nos dice el texto que, por la falta de fe que presentaban, no pudo hacer allí ningún milagro. De donde se sigue que es la fe la que obra milagros. Solo si tienes fe, Jesús puede realmente sanarte, transformarte, llenarte de luz y de paz.
Piensa: ¿tienes fe? ¿Crees con todo tu corazón que Jesús es el Señor y que suyo es el poder y la gloria? ¿Crees en los milagros? Hoy puedes hacer memoria de aquellas ocasiones en que Jesús, de un modo muy concreto, ha obrado en ti milagros.
CONCLUSIÓN
Pues que este evangelio te anime en tu misión de ser profeta entre los que te rodean, y fortalezca tu fe en Jesús, que obra siempre milagros en ti.
ORACIÓN
Señor Jesús, te reconozco como el amor de mi vida. Creo en ti. Sé que tú has hecho mil milagros en mí, y que los seguirás haciendo. Abre mis ojos para que los reconozca. Y haz también de mí un profeta, testigo valiente de tu salvación y de tu amor.