Evangelio del día 11 septiembre 2025 (Sed misericordiosos)

Jueves de la 23ª Semana del Tiempo Ordinario

EVANGELIO (Lucas 6, 27-38)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Y como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

«Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian».

Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

El evangelio que nos ofrece Lucas está lleno de tantas ideas importantes que resulta verdaderamente difícil hacer una síntesis de ellas. Si puede decirse que toda la Escritura y, en particular, que todo el Evangelio está lleno de ideas desconcertantes, ciertamente éste es uno de los lugares donde más abundan: “Amad a vuestros enemigos”, “Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra”, “Dad y se os dará”, “Perdonad y seréis perdonados”, “Al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames”… Y, sin embargo, contiene ideas sin las cuales no podríamos ser verdaderamente cristianos.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

Como cada día, quiero destacar tres de estas ideas que me resultan fundamentales:

La primera de ellas es una frase que está al final del texto: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. En otro lugar de la Escritura hay una expresión muy semejante: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. O sea, que la perfección es la misericordia. Dios es perfecto porque en sí mismo es misericordia. Y esta palabra “misericordia” tiene su origen en estas dos palabras: por un lado, “miserere” (compadecerse) y, por otro lado, “cor” (corazón). Así que la misericordia tiene que ver con ese “compadecerse con el corazón” o ese corazón que es compasivo. Nos da una idea muy importante de quién es Dios. El papa Francisco nos decía en el Año de la Misericordia: “El nombre de Dios es misericordia”. Si hay un atributo, una característica de Dios que es especialmente importante es la misericordia. Dios tiene entrañas de misericordia. Dios se compadece una y otra vez. O, dicho de otra forma, Dios no solo tiene corazón, Dios es corazón, Dios es misericordia. Siempre que habla o actúa, pone el corazón en juego.

La segunda idea es realmente interpelante: “Amad a vuestros enemigos”. ¿Cómo es posible amar a nuestros enemigos, a aquellas personas que nos han hecho tanto daño? Jesús, con sus palabras, está resquebrajando, rompiendo nuestros esquemas mundanos. Nosotros funcionamos normalmente con una lógica de intercambio: “yo te doy y tú me das”, “yo te caigo bien, tú me caes bien”, “yo te amo, tú me amas”, “yo te invito, tú me invitas”. Jesús, con estas palabras, nos quiere decir: “Dios no es así, Dios es incondicional, Dios no ama a los que le aman, Dios ama a todos sus hijos. Su amor es tan grande que no hace distinción, que no lleva cuentas del mal”. La invitación es a entrar en la lógica de Dios. Y su lógica es amar a fondo perdido. Para nosotros, que somos tan imperfectos y pecadores, es casi un imposible, pero es una invitación que nos cambia la vida. Cuando vemos cómo es Dios con nosotros, que no nos ha llevado cuenta de nuestros pecados, que nos quiere “a las duras y las maduras”, que nos ama con locura e incondicionalmente; cuando hemos tenido esa experiencia, entonces estamos preparados para amar con ese mismo amor, estamos preparados para entrar en esa lógica de amar sin condiciones, y de amar incluso a aquellos que nos han hecho tanto daño y a perdonar a aquellos que ni siquiera lo merecen. En definitiva, Jesús nos invita a dejar la lógica humana, que requeriría de rencores, de odio, de llevar cuentas, por una lógica de Dios, que supone y que requiere misericordia, perdón y oración por los enemigos.

Y, en tercer lugarme gustaría destacar esta frase dentro de todas estas palabras tan importantes de Jesús: “Dad y se os dará”. Toda la vida cristiana tiene que ver con este “dar”. Dios nos lo ha dado todo: nos ha dado la vida, nos ha dado nuestros dones, nos da el tiempo, nos da las cualidades, la familia, los amigos, todo lo mejor que tenemos. Y nos invita a que entremos en esa dinámica de donación: “Da tú también todo lo que tienes, porque gratis lo has recibido”. Pero todavía hay una llamada mayor. No es suficiente con que des algo de ti o algo de lo que tienes. Igual que Jesús dio su vida hasta el final, la llamada que nos hace Dios es a darnos por completo. Y quizás, si esto no entra en nuestra lógica humana, tengamos que experimentarlo. Y lo hemos experimentado muchas veces: cuando nos entregamos al egoísmo, cuando nos reservamos, cuando solo tenemos tiempo para nuestras cosas, nuestra vida se hace tediosa y entramos en una situación de decadencia o de depresión. Y, sin embargo, cuando nos entregamos a los demás, experimentamos la riqueza de la donación, la riqueza de darse: “Dad y se os dará”.

CONCLUSIÓN

Pues que todas estas palabras de Jesús vayan cambiando nuestra vida y nos vayan haciendo más misericordiosos, más compasivos, más generosos. En definitiva, que no tengamos miedo a darnos por completo.

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