Porque es tarde, Dios mío
Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío, y se nubla el camino,
porque temo perder las huellas que he seguido,
no me dejes tan solo y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor, y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de Ti y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa; bendice el Pan y el Vino.
¡Qué aprisa cae la tarde! ¡Quédate al fin conmigo!