Evangelio del día 18 mayo 2025 (Os doy un mandamiento nuevo)

Evangelio y Reflexión

EVANGELIO (Juan 13, 31-33a. 34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.

«Como yo os he amado, amaos también unos a otros».

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

 

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

En el evangelio de hoy, Jesús nos regala un mandamiento nuevo, no solo el mandamiento más importante para los cristianos, sino el signo por el cual podemos ser reconocidos como cristianos.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

A propósito de este texto del evangelio de Juan, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:

En primer lugar, vemos que Jesús inicia ante sus discípulos un discurso de despedida. Ha predicho las negaciones de Pedro, y Judas el traidor ha salido ya del cenáculo. El Señor es plenamente consciente de que con ello se inicia su pasión. Por eso sorprende tanto que, ahora que se acerca su muerte, Jesús nos diga que es precisamente cuando el Hijo es glorificado. Nos deja Jesús claro así que la verdadera grandeza suya, la verdadera gloria de Dios, no pasa por el poder, la admiración o el éxito. La verdadera gloria de Jesús y de su Padre Dios es el servicio, y así lo ha expresado poco antes, de una manera inaudita, en el lavatorio de los pies. La gloria del Padre y del Hijo es esa entrega y ese amor hasta el extremo, que Jesús ya ha realizado durante su ministerio, pero que va a culminar ahora con su muerte en la cruz. Esta gloria está también atravesada de soledad y tristeza, lo que le lleva a Jesús a confesar: “Hijitos, me queda poco de estar con vosotros”. Está claro: ser fiel, coherente, amar y servir hasta el final conlleva también en ocasiones una importante dosis de renuncia, incluso de sufrimiento.

¿Eres consciente de que amar y servir hasta el final implica una importante renuncia?

En segundo lugar, en el contexto de este discurso de despedida, en que Jesús está dando a sus discípulos su testamento, Jesús les dice: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros”. Insiste Jesús en que es un mandamiento nuevo. También, un poco más adelante, lo definirá como «mi mandamiento«. Con estos términos, «mandamiento nuevo y «mi mandamiento, Jesús está diciendo que este es el mandamiento vital, el más importante, el definitivo, el suyo. Y la razón de ser, la raíz de este mandamiento, es clara: si hemos de amarnos unos a otros es porque, como nos dice hoy Jesús, hemos sido antes amados por él y por su Dios Padre bueno hasta la locura. Y esta es la voluntad de un padre: que sus hijos se amen y que, además, lo hagan como su hijo Jesús. Por otro lado, la expresión «como yo os he amado« no solo significa: «Yo os he amado, amaos también vosotros«. Ese como yo os he amado« significa también «de la manera como yo os he amado«, del mismo modo que yo. Jesús está diciendo, por tanto: «Amaos unos a otros, sirviendo y amando como yo, hasta el extremo, hasta dar la vida. Y así lo dirá después: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Este mandamiento consiste, por tanto, en que en tu día a día más concreto, de la manera más cotidiana, pero también con gestos y opciones radicales y valientes, vayas descentrándote, saliendo de tu egoísmo e intereses, y buscando el máximo bien de los demás. 

Pregúntate: ¿haces de este amor fraterno el mandamiento central de tu vida y la clave de todas tus opciones?

En tercer lugar, Jesús añade: “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros”. Jesús lo dice con toda claridad: es el amor el signo distintivo del cristiano. Y claro que es importante y diferencial lo que crees como cristiano, cómo hablas, cómo celebras, pero la clave, lo realmente diferencial, dice Jesús, es ese amor concreto y real con que amas a los demás. Si tratas a los otros con ternura, si acoges siempre, si hay en ti misericordia y compasión, si ayudas a quienes te necesitan, si cuidas de los pobres, si eres generoso y solidario, si vives el amor con radicalidad, estás haciendo realidad el mandamiento de Jesús. Y este amor, como nos dice Tertuliano, un padre de la Iglesia del siglo II, es el que hacía exclamar a los no creyentes: ¡Mirad cómo se aman!”.

Pues mírate un momento: ¿crees que los demás te reconocen como cristiano por cómo amas a quienes te rodean?

CONCLUSIÓN

Pues que este evangelio te abra a amar más y más a tus hermanos, en tu día a día y también en gestos valientes y radicales. Y que, en tus palabras y obras, los demás puedan reconocer en ti a un seguidor de Jesús, que sirvió y amó hasta el final.

ORACIÓN

Señor Jesús, mírame. Quiero amar, pero muchas veces se me cuela el egoísmo y me entrego a asegurar únicamente mi bienestar. Hoy te pido: enséñame a amar como tú. Hoy te digo: quiero amar de verdad.

Botón volver arriba