
Evangelio del día 5 abril 2025 (Jamás ha hablado nadie como este hombre)
Evangelio y Reflexión
EVANGELIO
Sábado de la 4ª Semana de Cuaresma
(Juan 7, 40-53)
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: «Este es de verdad el profeta». Otros decían: «Este es el Mesías». Pero otros decían: «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo habéis traído?». Los guardias respondieron: «Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron cada uno a su casa.
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
En el evangelio de hoy, vemos la admiración que entre el pueblo causan las palabras de Jesús. Hoy vemos que incluso los guardas del templo quedan tocados. Pero también, una vez más, que los jefes de los judíos, escribas y fariseos siguen en su cerrazón y obcecación. Son incapaces, no ya de reconocer a Jesús como el Mesías, sino de cuestionarse mínimamente o dejarse interpelar por este Hombre fascinante.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Juan, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, la cuestión de la autoridad de Jesús es una de las más relevantes de todo el Evangelio. El pueblo, también los líderes judíos, están sorprendidos con la forma de hablar de Jesús, más aún, con su pretensión. “El hijo del hombre es señor del sábado”, “Aquí hay uno más que Salomón”, la forma en la que habla, los prodigios extraordinarios que realiza, la entrada mesiánica que llevará a cabo en Jerusalén o su acción profético-simbólica en el templo, cuando volcó las mesas de los mercaderes, son solo algunos de los múltiples ejemplos que hay a lo largo y ancho del evangelio. Una pretensión desmedida que causa admiración y sorpresa y que suscita una pregunta obvia, imposible de acallar: “¿Quién es este Jesús? ¿Será de verdad el Mesías, el Hijo de Dios?”. Así se lo plantea el pueblo. Nos lo dice el evangelio de hoy: «Este es de verdad el profeta», “Este es el Mesías».
Y tú, ¿sientes también admiración por Jesús, por su maravillosa personalidad, por sus atractivas palabras, que saben a eternidad?
En segundo lugar, llama poderosísimamente la atención esta referencia: “Algunos querían prenderlo, pero los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos y estos les dijeron: ‘¿Por qué no lo habéis traído?’. Los guardias respondieron: ‘Jamás ha hablado nadie como ese hombre’”. Esos guardias, tan acostumbrados a la violencia, en un contexto de total insensibilidad, han quedado también cautivados por la radicalidad, belleza, profundidad y ternura de las palabras que salen de los labios de Jesús. ¿Cómo debía el Señor proferir esas palabras, cómo debía ser su rostro, su sonrisa, sus gestos, su mirada, para calar tan hondo incluso en el corazón endurecido de unos guardias acostumbrados a la violencia y a estar vendidos a los poderes del momento?
Y tú, ¿vas a dejar que la palabra de Jesús cale en ti o tu corazón va a permanecer cerrado y va a ser tan duro como para no abrirse a esta palabra de vida, a esta palabra de Jesús?
En tercer lugar, vuelvo a traer lo que ya he anticipado a lo largo de estos días: los jefes de los judíos, escribas y fariseos, expertos en la Escritura y en el culto y la religión judías, están completamente cegados. Con palabras durísimas dirán hoy: «¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos. Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Solo uno de estos jefes, Nicodemo, miembro del Sanedrín, se deja tocar por Jesús. Le ha ido a visitar de noche e incluso, al final, con José de Arimatea, dará sepultura al Señor tras su muerte en la cruz. El orgullo, la ira, creerse mejores que los demás, considerarse en posesión de la verdad absoluta, impide a estos hombres acoger a Jesús, al enviado de Dios.
¿Te ciega también a ti el orgullo para abrirte a Dios, para abrirte a los demás? ¿Qué te impide a ti dejarte tocar por Jesús y su Palabra y abrir tu corazón de par en par?
CONCLUSIÓN
Pues que este evangelio te lleve a crecer en tu admiración y fascinación por Jesús. Jamás ha existido un hombre (ni rey, ni político, ni líder, ni filósofo, ni sabio) más cautivador que Cristo Jesús, el Hijo de Dios. Maravíllate con su personalidad increíble y más aun con el hecho de que este hombre te ame tanto y te haya llamado a seguirle de cerca.
ORACIÓN
Señor Jesús, eres maravilloso: tu mirada, tu sonrisa, tus palabras transforman el corazón más cerrado y obcecado. Hoy te pido que algo de tu autoridad, de tu autenticidad, coherencia y verdad, habite en mí.