
Evangelio del día 28 noviembre 2025 (Fijaos en la higuera y en los demás árboles)
Viernes de la 34ª Semana del Tiempo Ordinario
EVANGELIO (Lucas 21, 29-33)
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
Penúltimo día del año litúrgico. El evangelio de hoy, con el mismo tono apocalíptico de estos días, continúa el llamado “discurso escatológico de Jesús”. En esta ocasión presenta una parábola. Esa higuera que echa brotes es signo de la salvación que trae el reino de Dios.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Lucas, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, el texto de hoy hay que enmarcarlo en el discurso completo de Jesús que, con ese lenguaje dramático, ha predicho la ruina de Jerusalén, y anunciado signos en el cielo y en la tierra, y un hijo de hombre –Cristo Jesús– que vendrá sobre las nubes del cielo. El evangelio de ayer terminaba diciendo: “Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. No puedo dejar de repetirte que el caos que te rodea no es tu lugar natural, menos aún tu destino. Todo está en las manos de Dios. Tu final es la salvación. Todo este discurso es una llamada a la vigilancia. Lo ha repetido Jesús muchas veces: “Cuando menos lo esperéis, viene el hijo del hombre”. Pero sobre todo es una llamada a la esperanza.
Por tanto, pregúntate: ¿cómo estás de esperanza? ¿Vives confiado, con una sonrisa en la cara, con paz y serenidad, poniendo tus dificultades en las manos de Dios? ¿O vives sin esperanza, como si las dificultades fueran a acabar contigo?
En segundo lugar, tienes que atender a la parábola de la higuera. Los brotes de cualquier árbol de hoja caduca anuncian una primavera cercana. Un árbol desprovisto de hojas parece muerto, sin posibilidades de renacer. Sin embargo, de una manera sorprendente, empieza a echar brotes, surgen nuevas hojas y finalmente florece, y da fruto abundante. Esta es la verdad de la vida y de las cosas de Dios. Piensa en tu historia. ¡Cuántas veces has vivido sufrimientos que parecían insuperables, situaciones para las que no hallabas salida! Y, sin embargo, Dios hizo brotar esperanza y soluciones, fortaleza, incluso alegría. Haz memoria de esos momentos y dale gracias a Dios. Pero, sobre todo, llénate de esperanza para tus sufrimientos actuales. La primera comunidad, cuando escuchaba este evangelio, veía cumplidas las predicciones de Jesús: la destrucción de Jerusalén y la nueva vida del evangelio anunciado a los paganos. Hoy esa historia se repite en ti: el sinsentido de hoy hallará sentido y vida mañana. Dios, como con el árbol seco, hará brotar en medio de toda sequedad y muerte, la vida, la esperanza, nuevas posibilidades. Confía en él.
En tercer lugar, llaman la atención esas últimas palabras del texto de hoy: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Solo Dios y su Palabra son eternos y dignos de fe. Hasta el cielo y la tierra tendrán un fin, pero él permanecerá para siempre y permanecerá fiel, cuidando de ti, sosteniéndote, hasta el final y para siempre. Su Palabra te lo asegura: “No te dejaré solo, no temas, se acerca tu liberación”. Vive, por tanto, feliz, en paz, fiado de su Palabra, porque esta certeza es el motivo de toda alegría.
CONCLUSIÓN
Pues que este evangelio de hoy te disponga a terminar este año litúrgico vigilante, fiel a la Palabra de Dios, activo en el servicio a tus hermanos, y lleno de esperanza, porque tu vida está en las manos de Dios.
ORACIÓN
Señor Jesús, tú que eres el principio y el fin, que tienes en tu mano el tiempo y la historia, y que me amas con locura, sostenme con tu fuerza y tu gracia en medio de las dificultades. Sé luz en mi oscuridad. Que viva siempre confiando en tu Palabra. Y que jamás permita que nada ni nadie pueda robarme un ápice la esperanza que tengo puesta en ti.