Eres, Virgen del Socorro
Eres, Virgen del Socorro,
tesorera de las gracias.
Quien a ti acude con fe
se las das en abundancia.
Como Madre generosa,
con mirada interrogante,
siempre pareces decirnos:
“¿en qué puedo yo ayudarte?”.
Por eso tus fieles hijos
te solicitan favores,
les das consuelo y alivio
y, a cambio, te ofrecen dones.
Tienes corona de Reina
y en tu manto dos estrellas,
tus manos están abiertas
y el Niño aferrado a ellas.
Pasaste por duras pruebas,
¡bien sabes lo que es sufrir!
Por eso, piadosa, escuchas
a quien se acerca hasta ti.
Madre hermosa del Socorro,
muéstranos siempre favor,
protégenos en la vida,
porque perpetuo es tu amor.
Danos alivio en las penas,
esperanza en el vivir
y, cuando llegue la hora,
llévanos, Madre, hasta ti.