El Verbo se hizo carne
El Verbo se hizo carne
y puso su morada entre nosotros;
Jesús, Señor, el Enmanuel,
tu amor salva nuestra vida.
Nuestras penas encuentran tu consuelo,
nuestra soledad, tu compañía;
tu perdón funde mi pecado,
tu ternura sana las heridas.
Nuestra búsqueda tiene tu horizonte,
nuestro anhelo se llena de esperanza;
nuestros sueños encierran mil promesas,
se sacian los deseos y se ensanchan.
Nuestro barro brilla luminoso,
nuestra carne canta estremecida;
nuestra historia no es irreparable,
nuestra muerte no es definitiva.