Evangelio del día 27 septiembre 2025 (El Hijo del hombre va a ser entregado)

Sábado de la 25ª Semana del Tiempo Ordinario

EVANGELIO (Lucas 9, 43-45)

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, dijo Jesús a sus discípulos: «Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».

Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

 


REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

En el evangelio de hoy, vemos que Jesús causa furor. La gente está entusiasmada con él. Sin embargo, Jesús les advierte de que va a ser entregado en manos de los hombres. Los discípulos no entienden o, mejor dicho, no quieren entender. Quizá prefieren  quedarse con el éxito de Jesús, con el sueño de que quizá un día ellos sean ministros o consejeros de un reino en el cual Jesús reinaría con mano fuerte, al estilo de la esperanza que tenía el pueblo de Israel, un hijo de David todopoderoso.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

Creo que el evangelio de hoy nos ofrece tres claves verdaderamente importantes:

En primer lugar, quiero resaltar que, a lo largo y ancho del evangelio, aparece la sorpresa y la admiración del pueblo por Jesús. Y lo vemos expresado de muchas maneras: “Nunca vimos cosa semejante… Nunca oímos a nadie hablar de semejante manera… Querían coronarlo rey”. Jesús no habla como los escribas y fariseos, sino con autoridad. Y su autoridad no es un ejército ni un poder económico, sino su autenticidad. Lo que dice lo hace, su ser es veraz. Jesús es sincero, creíble, tiene poder, pero su poder es un poder de atracción sin igual y, por si fuera poco, realiza obras prodigiosas.

¿Hace cuánto tiempo no te admiras y te emocionas con Jesús? ¿Hace cuánto no le renuevas tu amor y le manifiestas tu disposición a ser enteramente suyo? ¿Cuánto tiempo hace que no te sientes afortunado por ser su amigo y su hermano?

Mira a los ojos de Jesús y emociónate con su ser, con su personalidad fascinante y con el hecho de que se haya fijado en ti para que seas seguidor suyo, para que seas uno de sus favoritos.

En segundo lugar, tras destacar la grandeza y la genialidad de Jesús, conviene ser realista: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. La vida de Jesús no transcurre por un camino de rosas. Su fidelidad al Padre, su autenticidad, su entrega a los últimos le costará la vida. Su amor y su entrega le van a llevar a la muerte. El mundo no soporta la verdad y el bien. Jesús, el Hijo de Dios, será condenado, torturado, crucificado.

¿Eres consciente de que seguir a Jesús supone cargar con la cruz? ¿Has experimentado tú mismo la incomprensión y el rechazo por ser cristiano?

Si tu vida es demasiado cómoda, si tu fe no te acarrea ningún problema, quizá debas preguntarte si hay algo en ti que no estás haciendo bien.

En tercer lugar, lo que más sorprende es esa expresión de Jesús: “Meteos esto en los oídos, meteos esto en la cabeza”. Es una expresión para dar cuenta de que los discípulos no entendían a Jesús, les resultaba todo oscuro, tenían miedo o, quizá, más probablemente, no querían aceptar este destino trágico de Jesús. Una y otra vez los discípulos no entienden lo que Jesús quiere transmitirles. Discuten por el camino quién es el más importante, aunque Jesús les había insistido mil veces en que para ser primeros en el reino hay que ser últimos y servidores. No entienden cuando Jesús le habla de que será entregado, ni comprenden qué es eso de “resucitar de entre los muertos”. Jesús tendrá que reprender duramente al mismo Pedro cuando le exclama: “¡No permita Dios que seas entregado!” o “¡No me lavarás los pies tú a mí!”. Nosotros, como ellos, somos también duros de entendimiento. Tú también te revuelves cuando no entiendes las cosas. Y Jesús, sin embargo, te dice: “Ten fe, confía en mí”. Tú también te revuelves contra las dificultades del camino. Y Jesús te dice: “Si quieres seguirme, carga con tu cruz”. Tú también buscas más el éxito y lo fácil que el camino tortuoso de la autenticidad. Y Jesús te dice: “El discípulo no es más que el Maestro”, y yo voy a ser entregado en manos de los hombres.

CONCLUSIÓN

Hoy quizá sea una oportunidad de oro para reenamorarnos de Jesús, decirle que estamos dispuestos a seguirle hasta el final, a pesar de nuestras debilidades, y a aceptar la parte, quizá demasiado grande, de incomprensión, rechazo y renuncia que supone seguirle.

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