Barro, Señor
Barro, Señor, quiero ser barro blando
en tus divinas manos de alfarero,
barro que nada vale por sí solo
si Tú no lo modelas con tu genio.
Y en todo ello, ¿Qué tengo yo que hacer?
Dejarme modelar por Ti, tu esfuerzo
creador irá puliendo las aristas
y dando vida a lo que estaba muerto.
Barro, Señor, ser sólo barro quiero,
que nunca pida cuentas a su Dueño;
barro que no se seque y sea dócil
cuando lo aprietes fuerte entre tus dedos.
Y si algún día en el pecado grave
se me hunde el alma y, seco, me endurezco,
humedéceme pronto con tu gracia
hasta que vuelva a ser barro de nuevo.
Y si me rompo, frágil, y tu empeño
ves fracasado, en trozos, por el suelo,
no me olvides, Señor, no me rechaces,
vuelve a recomponerme, te lo ruego.