Evangelio del día 15 marzo 2025 (Amad a vuestros enemigos)

Evangelio y Reflexión

EVANGELIO

Sábado de la 1ª Semana de Cuaresma
(Mateo 5, 43-48)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

«Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

El evangelio de hoy nos presenta, en toda su radicalidad, la revolución del amor que trae Jesús: nada de venganza. La perfección del amor, que nos asemeja a nuestro Padre Dios, es la de un amor gratuito, incondicional, hasta el extremo.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

A propósito de este texto del evangelio de Mateo, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:

En primer lugar, dice Jesús: “Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Jesús no se conforma con ampliar el término prójimo« a todo ser humano sin distinción, mucho más allá del pensamiento común de los judíos, que entendían prójimo como pariente o compatriota. Jesús no se conforma, como hará en otro texto, con llevar el perdón hasta setenta veces siete, sino que ahora llevará este amar hasta el extremo al amor incluso al enemigo.

¿Es tu amor un amor generoso, perdonas de corazón, amas a tus enemigos? Pide hoy a Dios un corazón más grande para amar.

En segundo lugar, Jesús explica cuál es el fundamento de este mandato: el amor de un Padre que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Tú eres hijo de un Dios que ama sin esperar nada a cambio, que ama incluso a aquellos que no creen en él ni le quieren. Él es perfecto porque ama con un amor perfecto, un amor que es plenamente y propiamente amor. Porque el amor con el que amamos comúnmente es muy interesado, muy de lógica de intercambio: tú me amas, yo te amo. Si amas con esta lógica tan interesada, dirá Jesús, ¿qué haces de extraordinario? ¿No hacen también lo mismo los publicanos y gentiles?”. Lo que te hace verdaderamente hijo de Dios es asemejar tu amor al de tu Dios Padre bueno, que ama siempre a fondo perdido, sin condición; que ama siempre y a todos y perdona siempre y sin límite.

Asómbrate de este inmenso amor de Dios e intenta, al menos con algunos pequeños gestos, hacer realidad este amor desinteresado. 

En tercer lugar, quiero detenerme en unas palabras muy concretas de Jesús, que quizá te han pasado desapercibidas: “Rezad por los que os persiguen”. Es una extensión evidente del mandato de amar a los enemigos. Tú también tienes personas que te han herido, que no pueden ni verte, que te juzgan, que te quieren mal. Y seguro que tú mil veces respondes con la misma moneda: les guardas rencor, los pones a caldo ante otros, tú mismo les criticas, mismo te defiendes siempre que puedes. Hoy Jesús te dice: «No entres en esa espiral de daño y de violencia. Ora por ellos.

¿Rezas por tus enemigos, por aquellos que no te quieren? Recuerda, Jesús murió diciendo: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”.

CONCLUSIÓN

Pues que este evangelio te lleve a amar con un amor generoso, desinteresado, a perdonar a tus enemigos y a orar por ellos, a vivir en esa libertad y felicidad del amor de los hijos de Dios.

ORACIÓN

Dios Padre bueno, tu amor es maravilloso, increíble. Yo, sin embargo, a menudo amo únicamente a los que me aman y juzgo y me aparto de quienes me producen rechazo. Perdóname, Señor. Soy un analfabeto en el amor. Enséñame, pues, a amar.

Botón volver arriba