Evangelio del día 19 junio 2025 (Vosotros orad así: Padre nuestro)
Jueves de la 11ª Semana del Tiempo Ordinario
EVANGELIO (Mateo 6, 7-15)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
«Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis».
Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús regalando a sus discípulos la oración más bella y más conocida de la historia: el padrenuestro. Jesús abre su corazón para mostrarnos cómo él se relaciona con el Padre y, por tanto, cómo debemos hacerlo nosotros, cómo debes hacerlo tú.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Mateo, y aunque podrían resaltarse mil detalles, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, cuando Jesús enseña a sus discípulos a orar, no está dándoles una fórmula sin más para ellos y, ni por asomo, una especie de hechizo mágico para conseguir algo de Dios. Todo lo contrario. Jesús les transmite con estas palabras tan sencillas su misma experiencia de oración, su trato con Dios, aquello que él mismo ha bebido en su oración una y otra vez. Con el padrenuestro, por tanto, estás accediendo al corazón de Jesús en su trato íntimo con Dios. Y lo comparte contigo porque tú también eres hijo de Dios, tú estás llamado a compartir esa misma oración y a tener ese mismo trato con tu Dios, Padre bueno.
Pregúntate: ¿cómo es tu vida de oración? ¿Tienes un trato familiar con Dios?
En segundo lugar, quiero destacar la palabra fundamental de esta oración: la palabra ‘Padre’, ‘Abbá’ en el arameo original de Jesús. Una palabra parecida a nuestro ‘papá’ o ‘papi’, una palabra que balbucea el niño en sus primeras palabras, una forma increíblemente cariñosa de expresarse. Nunca nadie antes de Jesús se había atrevido a llamar a Dios directamente ‘papá’. ¿Qué clase de Dios es este que, habiendo creado los cielos y la tierra, que es omnipotente y omnisciente, deja al mismo tiempo a sus criaturas que le llamen ‘papá’? Es esta la verdadera revolución de Jesús: que tu Dios es un Dios increíblemente cercano, cariñoso, tierno, compasivo, cercano, que tiene un corazón enorme. Si tú tienes algo de capacidad para amar, para ser tierno y cariñoso, Dios es eso mismo elevado a la enésima potencia, llevado al extremo, al infinito. Y Jesús lo ha revelado, es decir, le ha quitado el velo que cubría su rostro. Dios, por así decir, se ha desnudado ante nosotros y ha mostrado su verdadero ser: que es un Dios loco de amor, tierno hasta el extremo, un Dios Padre que, como nos dice el libro de los Proverbios, halla sus delicias en estar con los hijos de los hombres. Es decir, a Dios le encanta estar contigo. No uses, por tanto, muchas palabras, como dice el texto de hoy, pues tu Padre bueno y misericordioso sabe muy bien de tus necesidades, conoce tu corazón mejor que tú mismo. Tú, ante todo, desea estar con él, entrar en comunión con él, amarle y sentirte amado por él.
¿Eres consciente de que Dios desea estar contigo? ¿Sientes tú ese deseo de corresponderle, el deseo de estar con él?
En tercer lugar, y aunque podría detenerme en nuestras peticiones incluidas en el padrenuestro (“Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, no nos dejes caer en la tentación, líbranos del mal”), me gustaría detenerme en ese “santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino”. La clave de nuestra oración es pedirle al Padre que venga su reino a nosotros, que se haga su voluntad siempre, que su nombre sea santificado. Y Dios es santificado cuando reina entre nosotros la paz, cuando en el mundo puede reinar Dios con su amor y su salvación, cuando Dios ve a sus hijos amarse y ser felices. Tu oración, por tanto, será verdaderamente cristiana si pides a Dios ante todo que tu voluntad y la suya sean una sola, si le dices que quieres ser reflejo de su amor, si con esa oración haces que tu vida sea semejante a la de Jesús, y vives amando y, como nos recuerda el texto, perdonando a los demás como Dios te perdona a ti.
CONCLUSIÓN
Pues ojalá que el evangelio de hoy te lleve a rezar el padrenuestro con más corazón y a unirte cada vez más a este Padre tierno y misericordioso. Y que su amor y ternura rebose en ti hacia tus hermanos.
ORACIÓN
Dios, Padre bueno, gracias por tu amor inmenso e inmerecido. Gracias porque me quieres como a un hijo, porque me mimas y me sostienes, porque me das una confianza sin límites al permitirme llamarte ‘Abbá, Padre’. Que, a través de la oración, me una más y más a ti, y que en ese trato familiar contigo me llene de tu inmenso amor.