Evangelio del día 15 octubre 2025 (Santa Teresa de Jesús)

Evangelio y Reflexión

EVANGELIO (Mateo 11, 25-30)

En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré».

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

Hoy, día 15 de octubre, celebramos la memoria de Santa Teresa de Jesús, uno de los personajes más célebres de la historia del cristianismo. Nacida en Ávila en el siglo XVI, reformadora de la Orden del Carmen (Carmelitas), fundadora incansable de conventos y, junto a su inseparable San Juan de la Cruz, fuente de toda una escuela de espiritualidad cristiana. Los escritos sobre su Vida, es decir, su autobiografía, Camino de perfección o Las moradas, junto a poesías como “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta”, son mundialmente conocidas. El texto del evangelio de Mateo que nos ofrece la liturgia en esta fiesta de Santa Teresa es simplemente precioso. El Señor se presenta ante ti como el manso y humilde de corazón en quien puedes hallar descanso para todos tus cansancios y agobios. En su regazo puedes encontrar todo lo que buscas: sosiego, descanso, paz, reconciliación y amor. Jesús también da gracias al Padre porque se ha revelado a los pequeños. Santa Teresa es esa mujer pequeña y débil que ha escogido Dios para mostrar su grandeza y fortaleza.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

Por eso, a propósito de Santa Teresa, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:

En primer lugar, Santa Teresa me encanta porque es de una naturalidad sin igual. Lo vemos mil veces en su vida. Cuando, obligada, se pone ante Fray Juan de la Miseria para que éste le pinte un retrato. Tras verlo, exclama con toda la gracia: “Dios te perdone, Fray Juan, porque me has pintado fea y legañosa”. Por eso se la conocerá como “la más santa de las mujeres y la más mujer de las santas”. Su naturalidad también se ve en esa conocida frase de “Dios anda entre los pucheros”. Sus experiencias místicas no están reñidas con la naturalidad, el humor, la alegría y los quehaceres de cada día. No lo olvides: no es preciso ser raro para seguir a Jesús. No es necesario sobreactuar o cubrirse de una especie de halo o de devoción. Tu naturalidad y tu normalidad serán el mejor signo de que Jesús escoge a hombres y mujeres frágiles para que le sigan. La gente se sorprenderá de que una persona tan normal como tú busque con pasión al Señor, y entonces estarás evangelizando por atracción.

¿Das testimonio de Dios ante la gente que te rodea? ¿Encuentras a Dios en lo cotidiano, como decía Santa Teresa, entre “tus pucheros”, es decir, en tu estudio, en tu casa, en tu trabajo?

En segundo lugar, Santa Teresa es de una profundidad e interioridad máximas. Tiene pasión por Dios, tiene una relación increíble con Jesús en su humanidad. Se deja transformar y enviar por él, le siente cercano, íntimo, amigo. De hecho, su definición de oración ha pasado a la historia. Dirá: “Oración es, a mi parecer, tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. La oración es, por tanto, un trato familiar con Dios, es cuidar nuestra amistad con él. Santa Teresa se convierte así en una invitación constante a encontrar la autenticidad en la oración. Sin esa “fuente que mana y corre” estamos perdidos. Si no bebemos el agua de la fuente cristalina de la oración pereceremos en el camino.

¿Cuidas tu oración? ¿Tienes momentos reservados para la oración? ¿Sientes cercano a Dios, como un amigo que te ama y con quien compartes todo?

En tercer lugar, Santa Teresa es una verdadera misionera, una testigo incansable del amor de Dios. Podía haberse quedado encerrada en sus experiencias místicas, en su intimidad con Dios. Pero no, se siente urgida a recorrer los caminos, a fundar nuevas casas para que otros apasionados de Dios puedan compartir su misma experiencia. Y, para ello, tiene que embarrarse en los caminos con una tartana de lo más incómodo, en viajes eternos, pero también embarrarse en otros mil asuntos, conversaciones, negociaciones.

¿Qué estás dispuesto tú a hacer por Dios? ¿Sales al camino para servirle? ¿Compartes con otros lo que tú vives con Jesús?

CONCLUSIÓN

Pues que en esta fiesta de Santa Teresa sientas que Dios se revela a los pequeños y sencillos, y recuerdes que Dios se da en la cotidianidad, a personas normales, naturales y también frágiles como tú. Y no dejes de cultivar tu trato de amistad con Jesús en la oración, porque ahí hallarás la fuerza para salir por los caminos, anunciando que Dios nos ama con locura.

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