
Evangelio del día 14 mayo 2025 (San Matías, apóstol)
Evangelio y Reflexión
EVANGELIO (Juan 15, 9-17)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
«Soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto».
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
Hoy, 14 de mayo, celebra la Iglesia la fiesta de San Matías. Ese apóstol que, en sustitución de Judas Iscariote, el traidor, tomó su lugar y entró a formar parte del grupo de los doce. Hoy tú también eres llamado por el Señor, como él, a ser discípulo y apóstol.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de esta fiesta de San Matías apóstol y del evangelio que nos ofrece, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles que, tras la Ascensión del Señor, reunidas 120 personas, Pedro se puso en pie en medio de ellos y, tras hablar de Judas el traidor y de su muerte, exclamó: «Es necesario que uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús, comenzando en el bautismo de Juan hasta el día en que nos fue quitado y llevado al cielo, se asocie a nosotros como testigo de su resurrección. Propusieron dos: José de Barsaba, de sobrenombre Justo, y Matías. Y, rezando, dijeron: ‘Señor tú que penetras el corazón de todos, muéstranos a cuál de los dos has elegido para que ocupe el puesto de este ministerio y apostolado, del que ha prevaricado Judas para marcharse a su propio puesto’. Les repartieron suerte, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles”. No sabemos mucho más de Matías, pero sí lo más importante: que siguió a Jesús desde el bautismo de Juan Bautista hasta la ascensión; que fue, por tanto, discípulo del Señor y testigo de su resurrección, y puede entenderse que estaría también presente cuando los discípulos y María, la madre de Jesús, recibieron el Espíritu Santo en Pentecostés. Algunas tradiciones apuntan a que pudo ser uno de esos 72 que el Señor, durante su ministerio, envió a la misión. También dice la tradición que, después de una vida entregada al evangelio, fue perseguido y martirizado. El evangelio de hoy nos dice: «A vosotros os llamo amigos, os he elegido y os he destinado a que vayáis”. Pues bien, tú has sido llamado por Jesús, enviado por él a la misión.
¿Tus palabras y tus obras dan testimonio de él?
En segundo lugar, hemos dicho que San Matías recibió la llamada a tomar el lugar de Judas Iscariote, que entregó al Señor. Hay aquí una llamada a compensar con fidelidad, entrega y testimonio la traición de Judas. Y hay aquí una llamada importante también para ti. En el mundo e incluso, lamentablemente, en el seno de la Iglesia, no faltan personas que apuestan por el mal, que viven sembrando oscuridad, envueltos en corrupción, infidelidad y pecado. Hoy, como Matías, el Señor te llama a compensar ese mal, a vencer el mal a fuerza de bien, a apostar por la bondad, a sembrar luz, a envolverte de fidelidad, de generosidad y de amor.
¿Cómo te ves tú? ¿Tu vida contrarresta el mal del mundo, la falta de amor y generosidad o vienes a ser más de lo mismo?
En tercer lugar, el nombre hebreo de Matías significa regalo de Dios, don de Dios. Tú también eres un regalo de Dios para los demás. Tu fe, tu alegría, tu disponibilidad, tu generosidad, tu acogida y tu amor pueden ser un verdadero don para los que te rodean. Piensa también hoy en todos los regalos que Dios ha puesto en tu vida: tantas personas que te quieren y que quieres; todas esas circunstancias a través de la cuales Dios te ha demostrado su amor, y también esas cualidades que Dios te ha dado para ponerlas al servicio de los demás.
Piensa en un momento de silencio en todos esos dones que el Señor te ha dado, y pídele desde lo hondo del corazón que haga siempre de ti un regalo para los que te rodean.
CONCLUSIÓN
Pues que esta fiesta de San Matías renueve tu vocación de discípulo, es decir, de aprendiz y seguidor de Jesús y, también, tu vocación de apóstol, es decir, de enviado. Y que, amando y sirviendo, seas tú también un regalo de Dios para los demás.
ORACIÓN
Señor Jesús, yo también he sido muchas veces pobre y pecador. Pero hoy, como San Matías, quiero seguirte de cerca, dar testimonio de tu Buena Noticia, de tu amor, de tu gracia, de la esperanza que hay en ti. Hoy quiero, contigo y como tú, ser un regalo para cuantos me rodean.