Iniciamos un nuevo año litúrgico y también un nuevo tiempo: el Adviento, tiempo de preparación para la Navidad. Suele decirse comúnmente: “Año nuevo, vida nueva”. ¿Vas a llenarte de luz y de esperanza en este tiempo de Adviento que se te regala, para acoger lleno de gozo la venida del Señor? O, por el contrario, ¿vas a seguir ahí rodeado de oscuridades tirando para adelante como si no hubiese novedad alguna en tu vida?
La palabra ‘adventus’ significa advenimiento, venida. Cuatro semanas de preparación para la venida del Señor. Un tiempo litúrgico que forma una unidad con la Navidad, en que celebramos el nacimiento de Jesús, y la solemnidad de la Epifanía, en que celebramos su manifiestación a todos los pueblos.
Si hay una palabra importante en este tiempo de Adviento es la palabra esperanza: no solo se trata de esperar pasivamente a que algo llegue, sino de activamente, llenos de esperanza, de ilusión y de alegría esperar a la persona más importante de tu vida: Jesús, el Hijo de Dios, el Señor.
Si recibieras en tu casa a un invitado, ordenarías tu casa, prepararías un menú especial, tendrías con él muchos detalles. Pues piensa que es Jesús quien va a visitarte y quiere entrar en tu corazón: ¿vas a poner orden en tu vida? ¿cómo vas a recibirle: con paz, alegría, amor o acaso lo vas a hacer rodeado de la oscuridad del pecado, de las críticas y el orgullo?