Para reflexionar

¿Sientes compasión?

Sanar y consolar

Uno de los milagros más conocidos de Jesús es el de la multiplicación de los panes y los peces. No cabe duda de que se trata de un hecho insólito y extraordinario. Pero hay en este texto un punto aún más importante. El inicio del relato comienza así:

«Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: ‘Siento compasión de la gente’» (Mateo 15, 29-32).

A Jesús acuden enfermos de todo tipo. Son estos, los considerados últimos por el mundo, los que reciben a Jesús como una verdadera buena noticia. Ponen toda su esperanza en él. Y Jesús los sana. Pero no lo hace como un supermán que tuviera superpoderes o una magia que desplegaría caprichosamente.

Nos dice el evangelio que Jesús confesó a sus discípulos: «siento compasión de la gente». Aquí está la clave: Jesús obra milagros y sana porque se compadece.

Jesús tiene un corazón tierno, misericordioso, lleno de empatía y de amor, reflejo perfecto de cómo es Dios. Un Dios Padre bueno que se compadece de los pobres, de los últimos, de sus hijos más necesitados; y que cuando actúa, lo hace sanando y consolando.

Dios -no lo olvides- se compadece también de tu pobreza, de tus miserias.

¿Sientes en tu vida la compasión de Dios y los milagros que obra en ti?

¿Eres tú también clemente y compasivo con los que te rodean?

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