Evangelio del día 13 junio 2025 (Si tu ojo te induce a pecar, sácatelo)

Evangelio y Reflexión

EVANGELIO (Mateo 5, 27-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna.

«Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón».

Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».

REFLEXIÓN

INTRODUCCIÓN

El evangelio de hoy es parte de ese discurso en que Jesús declara su nueva ley. Un discurso que, desde la lógica del amor y la abundancia, arroja sobre la antigua ley una nueva luz, y es llevada a la plenitud en el amor.

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS

A propósito de este texto del evangelio de Mateo, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:

En primer lugar, el texto de hoy conviene situarlo. Como he anticipado, se halla dentro de ese discurso de Jesús en el que declara su nueva ley. Y lo hace a través de seis antítesis, a través de las cuales va desgranando puntos clave de la ley judía. Cada una de ellas la inicia con un «Habéis oído que se os dijo«, unas palabras que citan la ley judía, y continúa con un pero yo os digo«, una expresión con la que Jesús muestra su nueva ley, ese camino que no es de ruptura sino de profundización en esa ley revelada por Dios. Él mismo lo dijo con claridad: “No he venido a abolir la Ley y los Profetas sino a dar plenitud”. Y la clave para entender este discurso se halla en esas palabras que dice a continuación: “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Lo hemos recordado ya en otra ocasión. Los escribas y fariseos eran cumplidores, observadores de la ley. Habían hecho de la ley dada por Dios toda una serie de preceptos, que habían acabado por hacerles creer a ellos mejores que los demás y a juzgar al prójimo como pecador. Jesús, con estas palabras, está diciendo: «La plenitud de la ley es el amor, un amor que nunca es suficiente, que ha de ser gratuito, incondicional, llevado hasta el extremo y que no sigue nunca la lógica del cálculo, del cumplimiento, sino de la entrega, del darlo todo. Esta es la justicia mayorde la que habla Jesús y que es la clave de todo este discurso, de estas seis antítesis.

Pregúntate ahora: ¿vives tú en esa antigua ley, en esa lógica del cumplimiento, del precepto y del cálculo, o amas a fondo perdido, sin esperar nada a cambio, generosamente? 

En segundo lugar, en el texto que precede al de hoy, Jesús había presentado ya la primera antítesis: Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Pues bien, en el texto de hoy Jesús aborda dos temas cruciales: el adulterio y el divorcio. Apunta, primeramente: “Se dijo: No cometerás adulterio’, pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Jesús va directo a lo profundo. Por supuesto que no hay que cometer adulterio, pero eso no es suficiente. Jesús nos lleva más allá y lo dice con radicalidad, con esas expresiones semitas tan características: “Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Con esto te dice Jesús: “Ten una mirada limpia. Esta expresión halla luz en el propio evangelio de Mateo, cuando dice Jesús: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras”. Tu mirada limpia hablará siempre de la limpieza de tu corazón. Y, a continuación, dice Jesús: Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala. Con esta referencia a la mano hace Jesús alusión a las obras. Quita de tu vida todo aquello que te desvíe del amor, de las buenas obras.

Y medita: ¿cómo es tu mirada: crítica, hipócrita, retorcida o limpia y compasiva? ¿Y tus obras transitan por el amor y la generosidad o solo tienes mano para acumular y actuar en tu favor? 

En tercer lugar, quiero detenerme ahora en el siguiente tema, en esta otra antítesis: Se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio’, pero yo os digo que si uno repudia a su mujer la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. Aquí Jesús, por supuesto, no está condenando a las personas separadas o divorciadas que, lamentablemente, a pesar de haber luchado lo imposible, han visto fracasar su matrimonio. Jesús siempre tendrá para ellos compasión y misericordia, porque así trata siempre Jesús a todas las personas necesitadas, a todos aquellos que sufren. Jesús en este texto está hablando de algo radical. En ese tiempo, en esa cultura judía, un hombre podía repudiar a su mujer casi por cualquier motivo, y era una práctica habitual, lo cual hacía que la mujer viviera absolutamente dependiente del varón, estuviera siempre temerosa y quedara, cuando recibía dicha acta de repudio, en la más absoluta indigencia. Jesús, con sus palabras, está poniendo sobre la mesa que eso es inadmisible, que es un daño terrible al amor, un verdadero adulterio. Y, como enfatizará en otros lugares, apuntará siempre al designio original de Dios, a la radicalidad del amor: que Dios soñó que hombre y mujer fueran una sola carne, que se amasen con locura. Una y otra vez veremos a Jesús en este discurso hablar del ideal, de la radicalidad, del amor.

Pregúntate ahora: ¿amas a fondo perdido a tu hermano, a tu pareja, a tus hijos, a los que te rodean, o te mantienes siempre en lo básico, en los mínimos? 

CONCLUSIÓN

Pues que este evangelio te lleve a vivir una fe cristiana más radical, lejos de todo cumplimiento, con una mirada limpia y una mayor radicalidad, entrega y generosidad.

ORACIÓN

Señor Jesús, a veces me creo justo porque cumplo lo más básico de la ley, pero oigo tus palabras y veo que estoy lejos de vivir esa nueva ley del amor, del amor radical. Dame una mirada limpia con mis hermanos y generosidad para vivir el amor con toda profundidad.

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