Cuando todo a tu alrededor parece llevarte a la desesperanza, te basta con saber que Él está ahí.
Nada te puede separar de Él: ni la angustia, ni el hambre, ni el sufrir, ni el peligro, la espada o la precariedad. Te basta con saber que Él está ahí y que Él es el principio y el final.
Te basta con saber que está ahí preparándonos una eternidad, esperándote en la orilla del mar.
¡SEÑOR, ME BASTA CON SABER QUE ESTÁS EN MÍ!