Madre del amor
Tú, amada y favorecida por el Señor,
tú, Madre de la inocencia y del amor,
tú, que preguntas “¿cómo?” y no “¿por qué?”,
tú, que te haces servidora de Dios.
Tú llevas el silencio en tu corazón,
tú eres Reina de toda creación.
Tú, que derribas a la muerte con la fe
y te elevan victoriosa a Dios.
Tú, bienaventurada Madre de Jesús,
lo acompañas de la infancia hasta la cruz.
Tú llevas en silencio una espada de dolor,
Tú, condúcenos a tu Hijo Salvador.
“No temas –dice el ángel–
porque has encontrado el favor del Señor”.
Y en la cruz ha vencido tu Hijo,
nuestro Salvador.