
Evangelio del día 2 julio 2025 (Dos endemoniados salieron a su encuentro)
Miércoles de la 13ª Semana del Tiempo Ordinario
EVANGELIO (Mateo 8, 28-34)
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara». Jesús les dijo: «Id». Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
Si anteriormente veíamos a Jesús imponerse con su poder a la tormenta y el viento impetuoso, en el evangelio de hoy lo vemos salir victorioso ante dos endemoniados en la región de los gadarenos. Jesús y su palabra aparecen una vez más por encima de todo mal y de todo sufrimiento.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Mateo, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, me gustaría que te fijaras en el poder de Jesús, al que no se le resiste ninguna clase de mal ni de enfermedad. Por lo que nos dice Mateo, estos endemoniados eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. La situación nos la pinta dramática, casi imposible, incluso detestable. Pero Jesús no rechaza ni tiene miedo ni siquiera ante las fuerzas más oscuras ni los sufrimientos más profundos. Su amor y su compasión, su misión de liberación y de salvación tienen todo el poder. Y hasta los mismos demonios se rinden ante esa luz, ante ese amor y esa misericordia, y exclaman: “¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios?”. Efectivamente, Dios y su Hijo encarnado nada tienen que ver con el mal, la oscuridad, la perdición, la enfermedad o la tiniebla. Toda oscuridad dobla ante Jesús su rodilla. Lo dice la Carta a los Filipenses: “Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo”. Lejos de tratarse esto de una cuestión teórica, esta realidad es una buena noticia muy concreta para ti, un motivo enorme de esperanza. Hasta los mayores sufrimientos, dramas y problemas de tu vida están rendidos a los pies de Jesús. No hay mal suficientemente grande en este mundo para que él no pueda atravesarlo de sanación y de luz cegadora. Hasta la muerte la ha roto él desde dentro.
Pregúntate: ¿pones todos tus males en las manos de Jesús? ¿Confías en su poder?
En segundo lugar, llama mucho la atención esto que dice el evangelio de hoy: “A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron: ‘Si nos echas, mándanos a la piara’. Jesús les dijo: ‘Id’. Salieron y se metieron en los cerdos”. Para los judíos, el cerdo era el animal impuro por antonomasia, lo más despreciable que podía imaginarse. Es decir, el mal, la oscuridad tiene que ver con la inmundicia, con lo impuro, con aquello que tiene que causar repugnancia. Y algo más. Continúa el texto diciendo: “Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas”. El evangelio nos está diciendo: el mal nunca triunfa, se destruye a sí mismo. El mal no tiene futuro, no puede prosperar. Solo los necios, los perdedores apuestan por el mal, porque el futuro es de Dios y él es el sumo bien, la verdad, la bondad, la belleza. Los que apuestan por el bien, aunque hoy parezcan débiles, están poniendo su corazón en la verdadera fortaleza, en la victoria, en lo definitivo. Los malos acaban acantilado abajo, hundidos, ahogados. Los rescatados y liberados por Jesús acaban con él, a su lado, disfrutando de su compasión, de su poder, de su alegría, de su paz y de su vida eterna.
Medita: ¿vives tú en esta luz? ¿Apuestas por el bien o estás enredado en redes de muerte?
En tercer lugar, llama aún más la atención lo que nos dice a continuación el evangelista: “Los habitantes de Gadara salieron a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país”. No dan gloria a Dios por la liberación de esos dos pobres hombres, sometidos tanto tiempo al mal, a la furia y a la oscuridad. Son incapaces de alegrarse infinitamente porque hayan sido liberados y dignificados por fin. Al contrario, le ruegan que se marche de su país. Resulta casi cómico. Solo son capaces de ver la pérdida de los cerdos que, por otro lado, eran animales impuros; o, simplemente, una persona como Jesús les resultaba demasiado incómoda o problemática. A veces a nosotros nos pasa algo semejante. El Jesús de verdad, lleno de misericordia y de compasión, puede a veces resultarnos problemático. Tenemos dificultad para admirarnos y maravillarnos por su acogida incondicional a los marginados, a los últimos de nuestra sociedad, y nos fijamos en detalles secundarios, juzgamos y rechazamos.
Pregúntate: ¿te alegras tú de las cosas buenas que Dios regala a otros? ¿O te fijas y juzgas detalles accesorios que te impiden dar gloria a Dios?
CONCLUSIÓN
Pues que este evangelio te lleve a huir de todo pecado y de todo mal en tu vida, y a encaminarte con Jesús por la senda del bien, de la liberación, de la victoria, de la vida eterna.
ORACIÓN
Señor Jesús, yo también estoy a veces atravesado de egoísmos, de pasotismo, de oscuridad, de falta de compromiso. Hoy te pido que me liberes. Sé que tu poder es infinito. Contágiame tu poder para sanar, tu misericordia y tu amor.