
Evangelio del día 10 noviembre 2025 (¡Ay de quien provoca escándalos!)
Lunes de la 32ª Semana del Tiempo Ordinario
EVANGELIO (Lunes 17, 1-6)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».
«Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
REFLEXIÓN
INTRODUCCIÓN
El evangelio de hoy nos ofrece tres ideas que, en un primer vistazo, pueden parecer inconexas, pero que constituyen todo un discurso de Jesús sobre las condiciones que deben reunir sus discípulos, los hijos de Dios, los miembros del pueblo de Dios. Una llamada de atención sobre la importancia del testimonio, el perdón ilimitado y el valor de una fe fuerte y confiada.
REFLEXIÓN Y PREGUNTAS
A propósito de este texto del evangelio de Lucas, me gustaría compartir contigo tres reflexiones:
En primer lugar, dice Jesús: “¡Ay de quien provoca escándalos!”. La palabra griega “scandalon” significa obstáculo o piedra de tropiezo. Jesús se refiere, por tanto, a aquellos que con su vida hacen tropezar o caer a otros. Pero añade algo más, con unas palabras extremadamente duras: “Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar”. A menudo se ha dado a atender que este texto se refiere exclusivamente a los niños, pero no es así, aunque los incluya. Con este término “pequeños” Jesús se refiere también a los pobres, a los humildes, a los marginados, también a aquellos que tienen una débil fe. ¡Cuántas veces comenta la gente que muchos cristianos no se diferencian en nada de los demás, incluso que son incoherentes y poco testimoniales! Por ejemplo, ¿no es una provocación para los pobres las vidas tan cómodas, incluso escandalosamente ricas, de muchos creyentes? ¿No es un escándalo que algunos cristianos critiquen, juzguen o pongan palabras tan feas en su boca? ¿No es un escándalo que muchos cristianos callen ante injusticias flagrantes? ¿Y no son un escándalo las dobles vidas de muchos seguidores de Jesús? Todos esos escándalos son piedra de tropiezo para aquellos que tienen una débil fe y que acaban definitivamente por caer.
Piensa por un momento cuándo has sido tú obstáculo para alguien débil o pobre en su fe, qué cosas de tu vida escandalizan a otros y son un obstáculo para que puedan llegar a Jesús. ¿Cómo podrías ser un puente tú hacia Jesús en vez de un muro o un obstáculo?
En segundo lugar, Jesús aborda la espinosa cuestión del perdón, en concreto ante una ofensa repetida: “Si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: ‘Me arrepiento’, lo perdonarás”. Es importante saber que el número siete en la Biblia tiene un sentido profundamente simbólico. El siete habla de plenitud y de totalidad. Por eso Jesús está diciendo: “Le perdonarás siempre”. En otro lugar dice Jesús: “No te digo siete veces sino setenta veces siete”. Este siete vuelve a estar una y otra vez presente. No se refiere a setenta veces siete (490 veces, ¡que ya son!) sino siempre, la totalidad de las veces y, además, hasta la raíz, en lo más profundo. Pero medita ahora: ¿cómo no vas a perdonar tú si Dios te lo ha perdonado todo, incluso ofensas mucho más graves? Quien se sabe amado incondicionalmente por Dios, perdonado mil veces y acogido con infinita ternura, está verdaderamente preparado para perdonar de corazón siempre. Amo porque antes he sido amado. Perdono porque antes he sido perdonado. He experimentado el perdón y el amor incondicional. Es el amor sin límites más propiamente cristiano.
Piensa ahora: ¿a quién tienes que pedir perdón? ¿Con quién tienes que reconciliarte? No pongas excusas, ni siquiera aquella de “es la otra persona la que tienen que pedirme a mí perdón”, porque Dios se acerca también a ti cuando eres tú quien le ha ofendido.
En tercer lugar, los discípulos piden más fe, quizá en un momento de crisis. La palabra fe es una palabra muy corta de letras, pero muy larga de significado y de alcance. Es fidelidad y confianza. La fe es don que da luz, optimismo y alegría, pero también tarea, estilo de vida que debes trabajar, cuidar y que debe transformarlo todo, y contagiar a los demás.
¿Cómo está tu fe? ¿Te fías de Dios? ¿Rezas, lees el Evangelio, te formas para que tu fe sea más fuerte y más madura?
CONCLUSIÓN
Pues que el evangelio de hoy sea una oportunidad para que vivas una vida alejada del escándalo. Que tus palabras y obras no sean un obstáculo, sino una oportunidad para que los que te rodean vean en ti a Dios. Que aprendas de Dios a perdonar de corazón siempre, a vivir sin rencores y odios, que además hacen tu vida más triste y pesada. Y no dejes nunca, como los discípulos, de pedir al Señor: “¡Auméntame la fe, Señor, que te amo y quiero amarte más y más!”.