Angelus
La oración tradicional del Ángelus invita a meditar el misterio de la Encarnación, exhortando al cristiano a tomar a María como punto de referencia en los diversos momentos de su jornada para imitarla en su disponibilidad a realizar el plan divino de la salvación. Esta oración nos hace revivir el gran evento de la historia de la humanidad, la Encarnación, al que hace ya referencia cada «Ave María». He aquí el valor y el atractivo del Ángelus, que tantas veces han puesto de manifiesto no sólo teólogos y pastores, sino también poetas y pintores.
(Juan Pablo II, Audiencia General, 5 de noviembre de 1997)
El Ángel del Señor anunció a María.
—Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
He aquí la esclava del Señor.
—Hágase en mí según tu Palabra.
Dios te salve, María…
Y el Verbo se hizo carne.
—Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
—Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
—Amén.
Ave María Purísima.
—Sin pecado concebida.